CUIDO MI CUIDAD

Una joven llamada Sofía, muy inteligente, ordenada y sobre todo estudiosa, le gusta cuidar el medio ambiente. Es feliz en su barrio y su ciudad, cursa octavo grado. Le gusta mucho reciclar, reutilizar cosas que en su casa por lo general su mamá tiraba a la basura. Ella vive en un cuidad muy visitada por los turistas. En sus tiempos libres hace manualidades con materiales reciclados y hace decoraciones en su hogar, es su manera de distraerse. Además, le gusta mucho salir con su familia, aprovechando que la ciudad donde viven es turística, con el mar muy cerca y llegó la temporada en la que arriman muchas personas de diferentes ciudades y hasta de otros países.

Un día tomó un taxi con su mamá a realizar unas compras. En el recorrido que hizo el señor que las transportaba, la joven se dio cuenta de lo sucia que se encontraba su cuidad, resultado de que las personas arrojan desechos por doquier, las calles se veían adornadas con los colores de los papeles de mecatos y botellas plásticas. Qué feo se veía todo y los olores eran insoportables, daban ganas de vomitar, tuvo que subir los vidrios del taxi, se hacían cada vez más irresistibles. Sin embargo, había zonas que se veían bien, al parecer algunos de los habitantes limpiaban su frente, se preocupaban por su ambiente.

Ella iba pensando con tristeza que lo peor de todo era que la contaminación aumentaba más cuando terminaba la temporada turística, donde todo tipo de desechos se acumulan en las alcantarillas hasta el punto de taponarlas, ocasionando los malos olores, aguas hediondas y sucias. Y qué decir cuando el taxi de regreso a casa iba pasando por los lugares donde había mangles, se ve una nata de sucio y verdín por las malas acciones de muchas personas.
Un paisaje abrumador y reprochable, llantas, botellas, aguas de lavaderos, papeles y cuantas cosas más.

Se le salieron las lágrimas, el corazón acelerado estaba enojado, tristemente, entre los lugares que estaban más sucios, se encontraban las playas y eso a Sofía le preocupó mucho. Solía preguntarse, ¿Cómo era posible que la gente después de disfrutar tanto de esos lugares, fueran capaces de dejar todo tan mal? La pregunta que se hacía, se debía a que sus padres siempre le enseñaron a dejar las cosas limpias y ordenadas como las encontraba. Aquel recorrido que pudo ser agradable por la belleza de su ciudad lo que le creó fue una preocupación de qué hacer para mejorar todos los problemas que vio.

Fue entonces, como ella en unión a sus padres iniciaron una campaña para que su ciudad siempre luciera limpia y muy hermosa. Sobre todo, enseñarles que deben dejar limpio los lugares que visiten, para que lo encuentren de igual manera en otras oportunidades que quieran volver. Desde el principio supo que no era fácil, no toda la gente estaba dispuesta a colaborar, a ensuciarse las manos, es más fácil tirar la basura, que esforzarse para recogerla. Sin embargo, las imágenes de la contaminación daban vuelta en su cabeza, cada vez se sentía más comprometida a buscar alguna solución.

Pusieron en marcha el plan de limpieza, primero en los alrededores de su casa, estaban dando ejemplo a muchos. Así, poco a poco se unieron más personas a su campaña, con lo que se sintió muy emocionada. Era la primera de muchas de las campañas que pensaba hacer para que las personas de la ciudad tomaran consciencia y sobre todo las personas del extranjero aprendan a cuidar y tener un buen hábito. Que mensaje tan lindo dieron a todos, ser muy responsables en el cuidado del ambiente y así tener una mejor ciudad donde se pueda salir y disfrutar.

El bosque herido

Había una vez un bosque lejano, muy solitario y donde solo habitaban animales. Ellos se sentían tan bien en ese lugar, eran felices con su medio ambiente. Era hermoso el sonido musical de las aves, el colorido de las mariposas y las flores, la pasarela de tantas clases de animales, todo era muy agradable.  Se alimentaban muy bien, ellos mismos se encargaban de mantener su espacio limpio y agradable, tan es así, que los árboles reflejaban su tranquilidad y su felicidad dando frutos muy saludables.

En medio del bosque había un arroyo mágico, que cumplía todo lo que deseabas, muchas personas llegaban en su búsqueda, con el fin de tener dinero y otras cosas, pero era difícil de encontrar. En fin, todo el bosque era mágico.

Como nunca la felicidad es total, cierto día llegaron al bosque unos hombres a desalojarlo todo, querían adueñarse de él. Su apariencia física mostraba lo malo de su corazón y los planes de dañarlo todo y empezó a suceder lo peor.

Poco a poco los árboles se fueron secando de tanto maltrato.

Los hombres se encargaron de sacar algunos animales, a otros los mataron para comérselos.

El bosque empezó a sufrir mucho, su hierba que era de verde intenso, comenzó a secarse. Se presentaron incendios que hacen tanto daño al  ambiente. Aquel bello bosque quedó herido, triste y solo, sin sus animales que adornaban y aprovechaban de tan mágico lugar.

Una mañana, apareció un niño llamado Pablo, quien se dio cuenta de que había gente sin conciencia que dañaba el ambiente, provocando incendios y haciéndoles daño a los animales que vivían en el bosque. Los pocos animales que pudieron salir muy tristes, poco a poco se fueron muriendo por falta de alimento.

El niño Pablo se refugió en el bosque para estar más pendiente a todos los movimientos de los hombres, hasta que se ingenió un plan que pensó que podía funcionar perfecto. Aunque sentía miedo, porque era muy pequeño, estaba  seguro de sí mismo que buscó la manera para que los hombres no se dieran cuenta del arroyo que estaba en medio del bosque, era lo más especial que existía en el bosque.

Los hombres, los malhechores como les llamaba Pablo, siguieron con su macabro proyecto.

Buscaron a unos cazadores para poder encerrar a los animales que se encontraban detrás del bosque, no querían dejar nada vivo, además no podían dejar huellas de todo el crimen que estaban cometiendo. Fue entonces cuando el niño Pablo los enfrentó,

 ¿Cómo un niño iba a poder con esos hombres gigantes frente a él? No podrá, eran más las ganas de Pablo que las fuerzas, no pudo hacer más y los hombres lo sujetaron y le amarraron a un árbol para que no fuera un obstáculo y así poder continuar maltratando todo a su paso.

Ahí estaba el niño Pablo, triste, indefenso e inmóvil por los amarres de los malhechores. El niño sujetado al árbol tuvo una conversación con un ave que se posó en una rama. Le dio un mensaje para que lo compartieran a los compañeros de él. Pablo pertenecía a una tribu de hombres pequeños, que se perdieron explorando en el bosque y se refugiaban en una cueva. Pablo buscaba alimentos en el bosque, cuando se encontró con aquellos hombres.

El ave que llegó hasta ese lugar a llevar el mensaje, los guió hasta donde estaba el niño Pablo. Se armaron para poder combatir a los hombres y proteger al arroyo mágico, que era lo único que quedaba en el bosque.

Al día siguiente, los niños llevaban todas los armamentos que pudieron conseguir. Hubo una fuerte batalla donde los niños lograron vencer a los hombres después de luchar con todas sus fuerzas.

Pasado algún tiempo, Pablo y los demás niños se encargaron de limpiar, sembrar más árboles, echarles agua, cuidar los animales.

Poco a poco aquel lugar fue teniendo vida, los niños estaban recuperando el bosque y todo volvió a su normalidad. Pablo con su valentía, demostró la importancia de cuidar el medio ambiente y los arboles que nos dan el oxígeno que respiramos.

CICLÓN GALANTE

El cadáver no tiene ataúd

ni esperanza de vida.

¡Que no escape el muerto!                                                      

El espíritu danzó en los aires

se estrelló febril

contra los soles y la lluvia.

El alba teje con paja y saliva

una alcoba entre la rama.

La luna ilumina el lecho

hilado de intemperie.

El pájaro un ciclón galante

de su canto supo la arboleda.                                                             

Murió el gorrión

la montaña llora.

Un pájaro atrapado

-sueña el cazador maldito-.

Vendrá la novia

que tiene sueños de arquitecta.

Que al muerto no lo desintegre una oración.

¡Que no escape el muerto!

Llegó la pájara enamorada.

LA FLOR DEL DESIERTO

Érase una vez…

Un muchacho que quería ser un explorador cuando grande, quería ver lo bella que era la madre naturaleza.

Sin embargo, los compañeros de su escuela se burlaban de él, porque los demás andaban con sus celulares en sus redes sociales y no valoraban el ambiente.

Alex, un día decidió ser personero e hizo una campaña para incentivar a los demás haciendo un viaje al bosque seco tropical Tatacoa ubicado en Colombia. Tras de su maravillosa idea muchos votaron por él, solo por la única razón de tomarse fotos y publicarla en redes, pero Alex ya conocía a sus compañeros así que había ideado el plan de que tal día los profesores no dejaran llevar dispositivos electrónicos, ya que él quería que se conectaran con la madre naturaleza.

Dicho día se embarcaron en su aventura. La buseta del colegio llegó precisamente a las 9:30 de la mañana, y los estudiantes se llevaron la sorpresa de que al que iba entrando le iban pidiendo el celular para guardárselo, se pusieron molestos, pero, no había marcha atrás, porque ya habían cancelado la cuota para ir a ese hermoso lugar.

Cuando llegaron todos se sorprendieron al ver el atardecer, y algunos  se olvidaron de sus celulares con tal belleza vista.

Sin embargo, había un pequeño problema,  se les olvido a los profesores el tanque de agua que debían llevar para las necesidades de todos. Y como el agua estaba a 15 metros bajo la tierra, profundidad que solo alcanzaban las plantas del lugar, empezaron a preocuparse.

Todos entraron en pánico, pero Alex no perdió la fe y les dijo a todos que irían a buscar un poco de agua.

Al siguiente día, ya descansados del viaje se fueron a recorrer el lugar y también a ver si encontraban un poco de agua, solo encontraron cactus y otro tipo de plantas.

Alex que era el único interesado por la naturaleza al igual que los profesores, tuvieron la idea de cortar los cactus para beber el agua que tenían dentro y así hidratarse.

Muchos estaban asustados, y creían que la idea de quitar sus celulares no era para nada buena, pues en caso de emergencias llamar a alguien. O en estos casos llamar a la directora para que les llevara el agua. Pero Alex nunca cambio su opinión o punto de vista.

A la mañana siguiente. Salieron otra vez a explorar y a buscar agua.

Alex se sentía un poco mal por todo lo que le habían dicho sus compañeros, así que caminaba más lento para no llamar la atención de nadie, para no molestarlos.

 Como seguía  más despacio que los demás, contemplaba todo lentamente…

La tierra que abundaba allí… la vegetación y los distintos tipos de animales que observaba a lo lejos, águilas, lagartos y comadrejas, eran bellísimos,  y como él había leído en un artículo que antes se veían allí tigrillos quiso buscar si era cierto. Y se alejó del grupo sin darse cuenta.

Mientras, por otro lado, todos estaban maravillados que ni se dieron cuenta de su compañero extraviado.

Alex por fin encontró un tigrillo, pero no tuvo mucho cuidado y el tigrillo lo vio y lo empezó a perseguir. Él asustado salió corriendo rápidamente, parecía  más el tigrillo que el verdadero.

Por correr tanto no se percató que el tigrillo ya no lo perseguía, pero gracias a eso encontró un lugar donde había un árbol demasiado hermoso, frondoso y robusto. En la mitad de él, había una flor misteriosa. Era blanca como la nieve y suave como el algodón.

Cuando Alex tocó dicha flor emanó una luz indescriptible, una luz que llenó el alma de él, y apareció una hermosa hada.

Ummm, ¿tú me llamaste chico!?

S-sí, pe-perdone, solo estoy un poco perdido.

Ah vale, yo te puedo ayudar, pero solo si tú también haces algo por mí.

Oh claro, ¿qué necesitas?

Bueno me tropecé hace rato y tengo pinchos de cactus en mis pequeñas alas, ¿me podrías ayudar a quitármelos?, y por favor, ¡no seas brusco!

Bueno, ponte cómoda, y tranquila, no te lastimaré.

Alex le quitó los pinchos al hada con mucha delicadeza.

¡Muchas gracias querido joven!, -procedió la hada-, en verdad no sé cómo pagarte este gran favor.

Bueno, -contesto Alex-, necesito llegar a donde mis compañeros, que están buscando un poco de agua.

¿En serio están buscando agua por allá?  –Dijo en tono burlón- , Si supieran que este bosque está encantado.

Alex se quedó atónito ante las palabras del hada. ¿Encantado?, ¿¡un bosque!? Él se decía a si mismo que esto parecía un cuento de hadas, aunque estaba con una verdadera. Pensaba que ese tal jugo de cactus le había sentado mal, pero en ese mismo instante:

¡AUCH!, ¡¿por qué me pellizcas hada?!

¡Ya me he topado con personas como tú, -prosiguió-, creen que no soy real, ush!, ¡me hierven las alas que piensen eso! ¿Por qué creen que hay historias de nosotras?, acaso es porque nos inventaron los escritores?

Tra-tranquila, no hay porque molestarse…

El hada decidió ayudar a Alex y con sus poderes lo regresó en donde estaban sus compañeros. Los profesores corrieron a él preocupados, y le preguntaron donde se había metido, y Alex sin discreción alguna les contó todo, inclusive lo del hada.

Por supuesto, no le iban a creer y se rieron de él, pero en cuanto el hada salió de su bolsillo se quedaron tan sorprendidos que gritaron y eso atrajo a los otros compañeros a ir donde estaban ellos.

Todos se quedaron sorprendidos y le hacían miles de preguntas a Alex, el cual estaba muy asustado por tanto alboroto, luego, un profesor calmó a todo el mundo, para que Alex pudiera explicar todo detallado y sin tanto alboroto. Pero el hada no lo dejo hablar, y ella misma conto el acuerdo que habían tenido el y ella.

Luego, después de unos minutos, todos recogieron sus cosas e iban tras del hada que guiaba el camino.

Llegando al lugar, Alex se percató que estaban en el mismo árbol donde se había conocido el hada y el. El hada tocó la flor, pero en patrones, y llegó otra vez esa hermosa luz. Pero esta vez se abrió una puerta de tierra, que salió del suelo.

¡Taran!, ¿y decían ustedes, que la magia no es real? –Prosiguió el hada-, Aquí hace muchos años venia mucha gente a visitarnos, turismo… Pero esta gente no nos trataba nada bien, arrojaba la basura en nuestros mares, fauna y flora. Tanto así que decidimos escondernos. Nuestra querida madre nos ayudó y nos creó este portal. Espero que ustedes no sean como ellos…

Entraron y se encontraron con más maravillas de las que había afuera, estaban perplejos sin decir ni una sola palabra, ¿pues de qué serviría?, si estaban viendo en persona a la madre de todos, la madre naturaleza.

Al explorar un poco encontraron agua, y bebieron sin parar, para ellos fue el agua más deliciosa que habían tomado, pues esta era pura, sin contaminación alguna.

Esa noche durmieron allí, con una paz que fue inolvidable.

Al día siguiente decidieron partir, todos se despidieron del hada y agradecieron su enorme favor. Y como prometieron, no dañaron nada.

KEVIN EL ÁRBOL

¡Hola! Mi nombre es Raúl y un día me pasó algo muy raro, muchos no me lo van a creer, pero les aseguro que es una historia muy bonita, esta es mi historia con un buen amigo.

Todo comenzó un día que estaba en mi casa aburrido, y de repente mis amigos me llamaron para salir a jugar al parque, le pedí permiso a mi madre y ella aceptó.

Cuando iba camino al parque junto con mis amigos empezamos a hablar de todo. Llegamos y empezamos a jugar por todo el parque, saltamos, corrimos, hasta hicimos acrobacias. Mi amigo Donald había llevado una mochila con un montón de comida y dulces para merendar; pero al terminar de comer dejamos todos los desperdicios regados sin arrojarlos a la basura, simplemente seguimos hablando. Al final de la tarde mis amigos se fueron despidiendo uno por uno y al darme cuenta, estaba completamente solo, vi toda la basura en el piso pero no le di importancia para recogerla, pasaron más de dos minutos sentado, estaba por irme casa cuando de repente escuché unos pasos detrás de mí, miré hacia atrás, pero no vi a nadie, solo unos árboles muy grandes, seguí caminando y nuevamente volví a escuchar los pasos, pero esta vez más cerca. Salí corriendo un poco asustado y me escondí detrás de un árbol, éste era más pequeño que los demás, pero aun así me pude refugiar detrás de él, estaba muy aturdido, después de un rato todo quedó en silencio, y aunque seguía con temor ya estaba oscureciendo y debía volver a casa… eché a correr sin mirar atrás, pero choqué con un gran árbol, desperté estaba en mi cama, no sabía que había ocurrido, imaginé que todo había sido un mal sueño.

Me levanté de la cama y me asomé a la ventana, ya era de noche, a lo lejos vi a un árbol sacudirse, no había tanto viento, todo estaba solo, nadie lo estaba sacudiendo, pero no le presté atención, volví a mi cama, cerré los ojos y de repente escuché a alguien tocar mi ventana, me asusté ya que no vi a nadie, pero cuando me asomé nuevamente a la ventana el árbol de antes ya no estaba, me quedé sorprendido, miré en otra dirección y vi nuevamente al gran árbol pero esta vez parecía estar más cerca de mi ventana, lo miré fijamente y noté que tenía unos grandes ojos verdes, seguía confundido, no sabía si era un sueño o estaba despierto; el gran árbol se acercaba cada vez más a mi ventana, me miraba fijamente y sin pestañar; mientras lo que fuera se acercaba a mí, me observaba fijamente con una mirada hipnotizante y en ese preciso momento, parpadeó. Caí encima de mi lámpara, estaba tan asustado y confundido que empecé a gritar, el árbol movió una de sus ramas que parecía un brazo e hizo un gesto, en lo que sería su boca, en señal que debía callarme. Tomó una de sus hojas y escribió su nombre, “Kevin” y empezó a contarme su historia, me dijo que estaba triste y cansado porque la gente contaminaba su hogar, entre esos mis amigos y yo, pude entenderlo, me comprometí con limpiar el parque, pero me advirtió que debía ser rápido, ya que entre más tiempo pasara contaminado, empezaría a marchitarse. Al día siguiente me levanté temprano, tomé una bolsa de basura, invité a mis amigos y fuimos corriendo al parque, empezamos a recoger toda la basura que dejamos el día anterior, Kevin nos miraba y sonreía; terminamos todos felices por limpiar el lugar y prometí que trabajaría por mantenerlo lindo y limpio.

Así transcurrió el tiempo, hasta que un día fui a buscarlo, como de costumbre, pero esta vez estaba lleno de rasguños y una gran parte de su tronco estaba partido en la mitad, él se veía muy triste, me dijo que unas personas empezaron a talarlo, al igual que a varios de su especie. Como última voluntad me dijo que yo podía ayudar a salvar parte de lo que quedaba de él, extendió una de sus pocas ramas que le quedaban y me dio unas semillas, me dijo que debía plantarlas en algún lugar y cuidar de ellas para que crecieran igual que él.

Nos despedimos con un abrazo y le juré que siempre plantaría un árbol.

Finalmente Kevin cerró sus ojos y dejó de escribir su historia en sus hojas. Me quedé muy triste, pero sabía que necesitaba plantar muchas semillas para que haya más especies extraordinarias al igual que Kevin.

Desde entonces, aprendí a cuidar a los árboles, a recoger y a no tirar basura al suelo, y ahora soy amigo de muchos  árboles quienes están muy agradecidos.

Llevo la voz de Kevin a todos mis amigos, para que ellos también cuiden de los pulmones de nuestro planeta.

Los Arboles.

Nunca olvidaré la gran lección y el buen legado que me dio mi amigo Kevin el árbol.

ESE MAR

Ese mar que contemplo

desde mi otero cósmico

no es el mar de los poetas.

En él no hay caracoles,

ni peces de colores,

no hay playas con mujeres hermosas

ni veleros ni gaviotas.

El mar de este tiempo es diferente.

En lugar de mercantes,

de cruceros fantásticos

y de cables con fibras submarinas,

hay olas negras,

aguas muertas,

los vertederos acaban

con los peces y el plancton.

Muere la vida sin remedio,

como si pintaran de blanco

las células del océano primigenio.

Enfurecido por la ofensa,

las lágrimas de ese mar, años después,

se convierten en aguas congeladas

que sumergen las orillas habitadas

y sepultan las esperanzas de los hombres

de carne y hueso y los monumentos

de su gloria.

RECUPEREMOS NUESTRO ENTORNO

Mi nombre es Laura tengo 13 años, vivo con mis padres y hermanos en una ciudad muy linda, en mi mundo. Tengo el don de conectarme con la naturaleza, sentir lo que ella siente, amar como ella nos ama. Sentir como la naturaleza nos acoge es algo indescriptible.

En este paraíso como yo le llamo tengo muchos amigos, algunos de ellos son Tito el árbol y Gabi la ardilla, día a día voy a un parque ecológico cercano a mi casa a hablar con ellos, además hay muchos tipos de especies con los que también me relaciono.

Hoy en la mañana fui al parque y les pregunté a mis amigos cómo se sentían con la compañía de nosotros los seres humanos, comencé con mi amigo Tito. -TITO: Me siento agradable con los humanos, desde que estoy aquí me han dado mucho amor, me echan abono, y sobre todo mantienen el ambiente limpio y en buen estado. Seguí con mi amiga Gabi. -GABI: Suelo percibir que ustedes los humanos tienen un buen trato con el medio ambiente en este lugar, mis amigos árboles están tan grandes que puedo saltar de un lado a otro. Fue un día tan largo, lleno de diálogos, de sana paz y convivencia con la naturaleza. Hasta que llegó la noche, hora de cenar, mis padres, hermanos y yo estábamos reunidos en la mesa cuando mi padre nos sorprende con una triste noticia, teníamos que partir a un nuevo lugar. Muy triste por la noticia, le pregunté a mi madre ¿A dónde vamos? Mi madre muy desconsolada me dijo: – A un lugar muy diferente, un lugar apagado, donde no hay árboles felices, ni aves que canten notas melodiosas, y las lagunas solo están cubiertas de malezas.

Llegó el día de la partida, llegamos a nuestra nueva casa y lo primero que hice fue acercarme al jardín que iba en camino hacia un oscuro bosque sin vida, me acerqué a los árboles y solo noté en ellos tristeza y miedo hacia los humanos, sentí que han tenido un oscuro pasado debido a las manos negras y sucias de personas insensibles que no supieron valorar lo más preciado que la vida nos ha dado.

Las aves no cantaban notas melodiosas, solo iban de un lugar a otro desesperadas tratando de algún día poder tener una mejor vida.

Todos los días iba al bosque para así ganarme la confianza de ellos y me encontraba con uno de los árboles más antiguos del bosque y le preguntaba cuál era la causa de su tristeza, Me confesó que estaba muy triste porque hacía muchos años el bosque era muy visitado por sus hermosos árboles, flores de diversos colores y variadas especies de aves, hasta que el hombre poco a poco fue destruyendo su propio hogar y temía que algún día acabaran con toda la naturaleza, y con los pulmones de la tierra como son los árboles. -No se dan cuenta que la naturaleza es un tesoro, por eso nos deben cuidar. Te pido que por favor nos ayudes a recuperar nuestro hermoso bosque.

Decidí ayudarlos, pero sé que no sería nada fácil, sabía que el bosque estaba en muy mal estado y era un proceso de mucho trabajo.
Le comuniqué a mis padres la idea de tratar de recuperar el bosque y que con su ayuda y la de la comunidad podríamos hacerlo, todos estuvieron de acuerdo en ayudar. Hicimos una campaña llamada “RECUPEREMOS NUESTRO ENTORNO”. Diariamente les contaba a todos mi experiencia en mi antigua casa donde si habían árboles y aves felices, había un ambiente sano y personas que ayudaban a mantener la naturaleza. Aprendimos a cuidar nuestro planeta, reciclando, reinventando, reutilizando podíamos ir mejorando. Desde ese momento todos entendieron lo importante que es tener un entorno saludable.

Comenzamos retirando toda la maleza, luego seguimos echándole abono a todos los árboles, recogimos los desechos reutilizables para con ellos decorar el bosque, ambientamos el bosque de tal manera que los arboles recuperaron su color verde, las flores su belleza y las aves volvieron a hacer sus nidos sobre la copa de los árboles y su canto era más armonioso. Lo más bueno es que fue un beneficio para todos, ya teníamos ambientes limpios, aves felices que nos agradecían diariamente por haber transformado su habitad. Logramos implementar en cada visitante las ideas para poder mejorar otros ambientes para así trasformar el mundo poco a poco y tener mejor calidad de vida, los visitantes del bosque aprendieron lo importante y valioso que es amar la naturaleza para que ella permanezca. Fuimos catalogados como héroes enfocados en recuperar lo que los seres humanos habían destruido, la naturaleza se sentía agradecida por todo el esfuerzo que hicimos. Cuando logramos recuperar el bosque me acerqué al árbol más antiguo del bosque y su aspecto era hermoso, sus ramas se balanceaban con el aire fresco que se podía sentir en el ambiente y parecía que me miraba, porque sus hojas brillaban como nunca. Y entonces fue ahí cuando me dijo: -Gracias a ti y a tu buen corazón ha vuelto la vida a nuestro bosque y has logrado que nuevamente estemos felices, en verdad eres nuestra heroína.