La importancia del agua

Había un niño desobediente que no hacía caso de lo que le decían sus padres y su abuelo. Se llamaba Carlos y le decían Carlos el negativo porque siempre hacía lo contrario de lo que le ordenaban. Dejaba la luz encendida, la nevera abierta y cuando le decían que apagara la luz o cerrará el refrigerador solo decía “ahora, ahora” y se quedaba viendo la tele o jugando en la computadora.

Un día deja el grifo abierto y no se levanta para cerrarlo. Más tarde, quiere que su mamá, su papá o su abuelo le traigan un vaso con agua porque tiene mucha sed, más nadie le responde. Se pone de pie, pero al abrir el grifo no cae ni una gota. Empieza a buscar el agua por todas partes y luego mete un dedo por el tubo del grifo para comprobar que no esté atascado. Sin embargo, al hacerlo él se convierte en una gota de agua y se va por el desagüe.

En las tuberías encuentra muchas gotas de agua que se preparan para crear energía y le preguntan si quiere ayudar. Al principio, les dice que prefiere jugar en la computadora, pero le explican que para eso necesita electricidad y, entonces, siente la necesidad de ayudarlas.

Después, regresa a su casa como un niño otra vez, dándoles besos y abrazos a sus papás y a su abuelo, haciéndoles caso cuando le dicen algo. Ellos no creen la historia, pero al ver que hace las cosas bien y en lugar de decir “ahora, ahora” contesta “ahorra, ahorra”, dejaron de llamarle Carlos el negativo.

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