He retornado a la morada generosa
después de muchos años
y desde el aire contemplo
el imperio de las dunas.
Desciendo y camino jadeante
por la arena roja
sobre la extinta capa vigorosa
de las plantas y del agua.
Busco el rastro del abuelo
en cada paso
en cada grano
en cada soplo
y un silencio de muerte es la respuesta
(Como si la ira de Vulcano
Hubiese quemado la epidermis
De La Tierra)
Pero después de muchos horizontes
sobre la silueta de una ola de silicio
un cactus emerge majestuoso
es un cactus grande y espinoso
con el color de la esperanza.
¡Eureka! me digo y voy a él
y pienso que estoy de nuevo
en la ruta de amor de las estrellas
y no observo que en el entorno
de mis huellas
varios insectos asoman sus miradas
enfadados
alborotados y medrosos
por las pisadas trepidantes del intruso.
Sincelejo, 1999