Si las piedras hablaran
perderían
el embrujo elemental
de su silencio
aquel cifrado enigma
urdido con paciencia
por el tiempo.
Si las piedras hablaran
¿quién iría a contarle
a nuestros huesos
la historia de la tierra
que los guarda?
Si las piedras hablaran
perderían
el embrujo elemental
de su silencio
aquel cifrado enigma
urdido con paciencia
por el tiempo.
Si las piedras hablaran
¿quién iría a contarle
a nuestros huesos
la historia de la tierra
que los guarda?
Menudas grietas en la sumisión de la tierra,
paisaje de fin del mundo.
Garzas alucinadas planean
sobre un lago que no existe. Sed.
Seres abisales vigilan
la oscuridad que los protege
y un arpón flota junto
al ojo plástico de una mantarraya.
Otro ojo de agua al borde de la ceguera
enfrenta las ruinas de un obelisco
y hay un bote encallado en la orilla
de un río que se extingue.
¿En dónde están el hombre y la mujer,
depositarios del universo?
Desolada premonición.