Contra todo pronóstico

Lo fantasmagórico del  paisaje

es la condena por la gracia de ignorarlo

Es el  tiempo fatigado que no tiene reposo

el peso que encorva la colina

la ceniza que se adhiere al tronco del árbol

ahogando con un denso manto

su canto de libertad

Solo un camino nos queda

un sorbo de vida y de poesía

un chorro de luz en un tiempo no lineal

que no es antes ni después

Debemos consagrarlo a su cuidado

para que brote la aurora

ayudarlo a extender las alas

acompañarlo en su vuelo

Contra todo pronóstico

renacerá

Ritual frente al Sinú

Frente a mis ojos el río

el insondable río huérfano de vida

y  el agua parda que sin prisa avanza

entregándole al mar entre rumores

su lenguaje de sueños inconclusos

Muchos pies recorrieron sus orillas

Cuánta memoria infinita lleva el viento en sus alas

Cuántas huellas intentaron tocarlo y vencerlo

La furia del tiempo no ha podido con él

aunque distinto es el viaje desde que desviaron su cauce

Los pájaros no anidan en los árboles

los ancestros entendieron que sus montículos son nidos de codicia

y viajaron con el sol a cuestas

buscando solitarias piedras  para su reposo

Los hornos de San Sebastián cerraron sus bocas

El barro materia inexorable de las filigranas

con alambre de púas se separa de las manos alfareras

Frente al río lo he visto todo

Hombres y mujeres de profundos surcos en la cara y en las manos

y una mueca de sonrisa triste

Pobreza y riqueza separadas con invisibles líneas que demarcan

La gaita llora esperando sin espera

que devuelvan al viento sus notas con vocación de verso

Todo conmueve frente a

El olvido en el Sinú es una llama que calcina los recuerdos

El olor del territorio

La escurridiza mariamulata

se posa en su territorio

ese que tú entre le arrebataste a su vuelo

escondida entre las palmas

observa el ritual del café que te acompaña

Te observa y te seduce

bate su cola y salta recorriendo a zancadillas

lo que su memoria le indica

Sabe que tu mutismo no es encantamiento

que es resignación

Sabe que tendrá que alojarte

que compartirá tu sueño

y que su tiquitac menudo sobre las escalas

será en adelante la nota húmeda de tus ojos

que a diario se encontrarán con los suyos

recordándote que ella volvió para sembrarse

en ese paraíso suyo donde te alojas

La escurridiza mariamulata es el rugir del mar

es la colina desde donde salta el tío

es el fuego de tu piel tostada por el sol

es la tinta que corre en tus poemas

es el óleo que humedece tus creaciones

es la presencia de vida

que desde el lustroso negro de sus plumas te regala